lunes, 27 de junio de 2011

! ENHORABUENA !.... CAMPEÓN

Hoy empezaré nuestro resumen semanal felicitando a nuestro querido jardinero.
Meses de entrenamiento, sufrimiento, series, fríos, sudores, lesiones.... por fin llegan a ser recompensados, y en esta ocasión logró el segundo puesto en el nacional de velocidad en la distancia de 200 metros. Solo cabe poner un comentario a esta proeza: Conociendo a nuestro campeón, muy bueno tenía que ser el primero....


En lo que se refiere a nuestras pequeñas andanzas locales, la palabra más repetida es ..!QUE CALORES!.. Aunque prefiero entrenar a 37 grados que a 5, todo sea que con el frío más que mover las piernas por el esfuerzo, mueves todo el cuerpo, pero por los temblores.

El finde, el Cuñao andaba de obligaciones laborales, por lo que Félix y un servidor, decidimos, aparentemente, tomarnos las cosas con algo de calma.

Para el sábado teníamos preparada una maratón con la mtb de las buenas. Iríamos desde Plasencia a Casas del Monte por la carretera, para de ahí pillar la pista que sale de la piscina natural, subir el puerto que nos lleva hasta la base del Camocho, pasar a la vertiente del Valle, bajar hasta el Torno y de ahí pillar de nuevo camino, bien por San Gamello o por la vertiente del río, y a casa.

En principio no pintaba nada mal la cabalgada. Pero claro está, desde el cruce de la carretera, hasta el alto de la Calamocha, hay 22 km de puerto en pista. Las rampas llegan a ponerse al 16 %, y la media de desnivel ronda el 9%. Ante este panorama, tienes dos opciones, o ir con buenas piernas o darte la vuelta y volver por donde has venido.

La segunda de las opciones no estaba en nuestra mente, por lo cual afrontamos a las 7.30 nuestra etapa del sábado. Si dura es la subida, no menos lo es la bajada. Se puede decir que ahí es donde un biker disfruta de lo lindo. Claro está, sino tienes la mala suerte de reventar los frenos, como le paso a nuestro amigo Félix, que tubo que afrontar casi toda la bajada solo con el freno trasero.

Al final 85 km en 4 horas, la rotura de frenos nos estropeó la media, ya habrá otro día para mejorarla.

El domingo, ante las temperaturas que se presentaban, optamos por no hacer demasiados km, en total 90, con nuestra etapa preferida, Piornal-Rebollar-Cabezabellosa. A las 11 en casa con los deberes hechos y el cuerpo caldeado. Dos primeras en nuestras espaladas y a descansar que hoy toca el 10.000.-

A ver que nos cuenta esta tarde nuestro campeón....

miércoles, 22 de junio de 2011

LA GRAN CABALGADA




Era la primera vez que la cordura en el grupo la ponía yo. El Cuñao andaba nervioso como un flan. Félix despistado como nunca lo había visto, tanto es así, que momentos antes de tomar la salida, andaba sin casco.
Ante este panorama, hice repaso de todo lo imprescindible para afrontar el reto que se nos ponía por delante. Parecía que todo estaba, ahora sí, en orden, tras los últimos acoples previos.
Salimos, aproximadamente, media hora más tarde que los primeros del pelotón de los 11.000.
Ahora tocaba ir recuperando, aunque con tanto tráfico ciclista por medio, sabíamos que la minutada hasta alcanzar Jaca, nos iba a caer.
Desembarazados de los más lentos, tocaba darle fuerte al plato hasta alcanzar Villanua, donde empezaba lo bueno antes de coronar Somport.
El ritmo era de escándalo, llaneando a una media de 42, y haciendo una subida que al pensarlo me da hasta miedo. Pero este era solo el primer escollo, y más fácil de la jornada. Algo que por inercia, las piernas, te iba pidiendo.
La bajada de Somport, era con niebla y lluvia. Ahora toca ir tirando de freno, y en un alarde de seguridad, fui dejando que uno tras otro, los muchos aventureros del día me fueran pasando como si se estuvieran jugando la carrera en cada curva.
El grupo de tres se disgrego, encontrándonos Félix y yo, al final de la bajada. El Cuñao, había puesto tierra de por medio.
Vaya, este ya se fue en busca de aventuras solitarias.

Marie Blanc, es eso, su nombre lo dice, “La Dama Blanca”. Un puerto de primera de apenas 9 km, con los últimos 4 al 11%. Allí te encontrabas de todo. Algunos andando, otros que caían a plomo por no poder aguantar el esfuerzo. Pero eso sí, un silencio sepulcral. Nadie hablaba, solo jadeos de esfuerzos complementarios, a lo que ya de por si era una dura jornada.
Nosotros a lo nuestro, subida acorde a nuestras posibilidades. Este es mi terreno, y prácticamente los 4 km, los hice de pie. El 34-21, era suficiente para afrontar ese tramo, y además ir alegrando la vida, con nuestros ánimos, a los numerosos compañeros que poco a poco iban cayendo bajo las garras de los que mejor suben estos porcentajes.
A 1 km. De coronar, pudimos apreciar como El Cuñao andaba huérfano de compañía fiel, a un paso algo lentuzco para sus habituales desarrollos. Pronto le hicimos notar con unas risas y frases lejanas, que estábamos a la saga “Gallina, no corras que te vamos a pillar”. A la irónica frase, le siguió la risa comprensible de mi fiel acompañante, junto con la cara mal humorada de la mayoría del resto de penitentes, que no podían comprender como un fulano, podía subir a semejante ritmo e ir hablando como si retrasmitiera un partido.

Juntos de nuevo al siguiente y decisivo escollo.

Portalet no tiene nada. Un puerto de 30 km, con una media del 5%. Dicho así suena a miedo, pero una vez que afrontas las primeras rampas, el paisaje abundante de pinos y matorral, te engulle a una paz solo rota por las gotas de sudor cayendo por todo tu cuerpo.
El único problema para afrontarlo es el ritmo que cada uno quiera dar en la subida.
Como todo el día, me fui quedando unos metros de mis dos compañeros. Y aunque siempre les tenía a no más de 10 metros, parecía que mi subconsciente me decía: “no tires más fuerte, que estos al verte le dan más rápido”. Y ciertamente así era, cada vez que me acercaba, no tardaban mucho en subir el ritmo.

La carga lógica en el avituallamiento, y los últimos y más duros 9 km hasta cruzar a España.

Ahora toca apretar los dientes y lanzarse en la bajada. La historia volvía a repetirse.
No es que yo bajara mal, con ratos de más de 75 km/h, pero el resto, en un gesto de valentía adelantaban en curvas, cambio de rasantes, donde fuera, con tal de ganar posiciones.

La Hoz de Jaca y sus 2 km al 12%, fue un paréntesis, del que apenas nos enteramos, antes de pillar los últimos 25 km de llano a Sabiñanigo.
Ahí ya sí, la locomotora se puso en marcha, y sin dejarme dar ni un relevo, me llevaron con la lengua fuera hasta apenas 5km. Del final de la etapa, donde una montonera de más de 10, acabó por los suelos, frustrando a poco de la llegada, sus ilusiones de acabar a salvo de la aventura que afrontaban. Me libré por los pelos, pero me quedé cortado en medio de dos grupos, con el aire en contra, y con la comida de cabeza, si alguno de mis dos compañeros, había caído en la brutal caída. Paso por meta, y ahora a buscar si están a salvo. Pronto me hacen señas, y por fin respiro aliviado, todos perfectos.

¿Dónde te has quedado?, te hemos dejado de ver en un momento. ¿No habéis visto la caída?.
No hemos visto nada. Mejor.

7 horas con 16, una media de 28.15, para los 205km hechos, con dos puertos de primera, un especial y uno de segunda. Un tiempo firmado antes de empezarla, aunque una vez terminada, estoy seguro que con una preparación previa, un poco más exclusiva, podríamos bajar de las seis horas y media.
Por fin disfrute de una prueba sin tener que preocuparme del crono.

martes, 7 de junio de 2011

UNA SEMANA SANTA CON ALGO DE RETRASO




Después de la velocidad del viernes, lo que menos me apetecía era otra sesión maratoniana por las carreteras del norte.

Le sugerí a Félix en dirigir nuestras metas a fines más terrenales, con lo cual pillamos la gorda y tiramos dirección Serradilla.

No es que los 82 km finales sean pera pocha, pero si es cierto que el continuo sube baja, se hace más llevadero cuando no llevas a un personaje delante, que km. Tras km. Mira para detrás metiendo prisa al resto de sus compañeros.

A las 11.30 en casa, y con una sensación de haber disfrutado, al fin de un día, sin tener que pedir cuentas al cronometro.

Lo del domingo ya era arena de otro costal. El Cuñao, que venía descansado, después de la espantada del sábado, trajo bajo el brazo un regalo para animar la larga sesión que nos esperaba.

Se unió a la fiesta Rubén, que lejos de querer tomarse las cosas con calma, puso nada más salir de Plasencia, un ritmo de los que les gusta, plato grande y piñón lo más chico posible, que así se avanza más.
Félix y un servidor, no teníamos más que lo que íbamos echando en cada pedalada, y únicamente en las fuertes rampas que se iban sucediendo, (primero en Hervás, en la subida a la Garganta, luego en Béjar, hasta pasar el puerto de la Hoya, posteriormente en la subida al puerto del Tremedal, y para terminar el puerto de Castilla); nos íbamos defendiendo por no perder rueda de los perversos acompañantes.
Para terminar, tuvieron a bien, meterse a plato desde Tornavacas a Plasencia, a lo cual respondí con un acople perfecto, cual parasito a su presa, sin dar ni un relevo, eso sí, no por falta de ganas, sino más bien de fuerzas. Bastante que no me quedé colgado como pollo sin cabeza.

Una media de 27, con 4 puertos y 165 km. La cosa no esta mal para mis pretensiones. Las que tengan otros que las vayan preparando para cuando yo no vaya, y si voy que me avisen, que de momento finjo un dolor inoportuno de cabeza, que siempre es una solución repentina ante un hecho no deseable….

Ya cambiando de sector, felicitar a mis compis de diario por su buena actuación en la toma de tiempos en Cáceres. David, bien como siempre, en sus tiempos, con muchas balas en la recamará para mejorar. Charly un poco mejor, batiendo su propio record. Oscar, aún mejor, estando a punto de bajar del 53 en los 400. Ángel, prefirió reservarse por un inoportuno pinchazo que le amargó la semana.

Las vacaciones son algo necesario y agradable, pero no voy a negar que echaré de menos durante este par de semanas que tengo por delante, mis agotadoras y gratificantes sesiones de entrenamiento. Lo bueno que tiene esto es que aunque te vayas lejos, siempre hay nuevos parajes que recorrer y paisajes que conocer. Nos llevaremos de todo en la maleta.