miércoles, 13 de febrero de 2013

GRAN PREMIO DE CACERES DE CAMPO A TRAVÉS




 
La semana había sido de todo menos agradable. Tras la Media, las series de calidad del martes y jueves, me habían dejado para el arrastre, con una rara sensación mental de renegación general. Es lógico que tras un gran esfuerzo, tu cuerpo te pida descanso y buenos alimentos, pero como el chico es inquieto y quiere recuperarse antes de tiempo, tenía que seguir con el entreno que le tocaba, eso sí, saltándose las tiradas largas que para eso ya no daba el cuerpo.
Con ese plan era difícil llegar en condiciones más o menos decentes al Gran Premio de Cáceres de Campo a Través, la cita que para algunos es la más importante en la modalidad de Cross a nivel regional.
Allí se darían cita muchas figuras de nivel nacional e internacional, aunque mi guerra fuera otra luchando con los de mi categoría.
Por lo tanto la incógnita estaba planteada, cabía la posibilidad de petar en los primeros tres mil metros o por el contrario, que el golpe de carga que el entrenador me había marcado, surgiera efecto y llegara a la prueba más rápido que nunca.
Mi primera sorpresa, llego al circuito y ni una gota de barro, y yo calzado con mis clavos del 9 pensando en un barrizal de los de costumbre. Cambio de planes, vaya, hoy las Fastwitch no han venido en la mochila, toca elegir los clavos más desgastados que tenga y jugármela esperando no destrozarme los gemelos.
Salida muy rápida. Los Junior del Reino Unido ponen un piñón demasiado fuerte para el resto de contrincantes. Aguanto como puedo los primeros 1.000 y pongo tierra de por medio con mis rivales directos. Carmelo ve la jugada y aprieta de lo lindo para que no me aleje demasiado y le agüe el día. Ahora le toca a él marcar ficha y probar a dejarme. Como hacía tiempo ahora sí, parece que puedo seguir el ritmo de los mejores y me pego a su sombra. Los últimos dos mil metros son un toma y daca a ver quien deja a quien, sin bajar el ritmo para que los perseguidores no se echen encima.
Mis piernas flaquean y no puedo aguantar los dos metros que pierdo en un mal giro, me conformo con lo que tengo y entro tras mi acompañante, siendo él primero de su categoría y yo primero de la mía, tanta lucha y al final estamos en guerras distintas.
Parece que vuelvo a la senda deseada, esperemos que sea por mucho tiempo.
 
 
 
 
 

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