lunes, 12 de julio de 2010

AL FIN SOMOS GRANDES.-


Quizás un poco cansado de oír todo el santo día eso de que las finales son para ganarlas, y no para jugarlas, me dispuse, al igual que el resto de los 45 millones de vecinos de este país, a ver la que quizás sea la hazaña más importante que un grupo de compatriotas haya logrado.
En vez de compartir el partido con otros aficionados, decidí sufrir conmigo mismo tumbado en el sillón. Y vaya si sufrí, tanto que aunque no quitaba ojo del TV, cuando por fin el sueño se hizo realidad y se pudo marcar el gol, no daba crédito a lo que veía, y pensé que seguro, algún linier o el arbitro pitaría fuera de juego. Pero bueno, esta vez, por fin si que se puede decir que ganó el mejor. Lastima que el amigo contador no pudiera rematarlo horas antes en la estación de Avoriaz. Otro día será.
Y por lo que se refiere al finde cicloturista, la escuadra platera, con el recuperado Félix, que ya vino de sus merecidas vacaciones, y con el asalvajado Cuñao, que este sábado no curraba, nos dirijimos al duro puerto del Cerro, por el que ya he subido en más de una ocasión, pero que cada vez que lo afronto me parece más y más duro. Serán los años.
Con alguna que otra treta, eso si, limpia, logré por primera vez en muchos meses, imponerme en el alto al Cuñao, el cual no podía creer como en una semana hubiera pasado de ir arrastrándome, a recuperar poco a poco el ritmo de subida. Afortunadamente, parece que las lesiones se van olvidando.
Y como no podía ser de otra forma, el domingo nos espero el segundo asalto, este ya en la subida al Piornal. Nada más coger al curva que deja la general, para dirigirnos a Casas del Castañar, empezó la machada. Las primeras rampas que llegan al 7% las íbamos tomando a más de 20, y yo podía ver como aquello no bajaba. Si hace una semana yo había subido por allí a un ritmo que no superaba los 15, ahora veía como no bajábamos 20. Pero.... a ver quien de los tres arrojaba antes la toalla, porque ninguno estaba dispuesto a ser deshonrado. Un tirón, y otro y otro, hasta que ya el ritmo se hizo insoportable y en uno de los sprint, El Cuñao, hizo alarde de su mayor fuerza, y nos saco unos metros que al llegar a Cabrero fueron definitivos, ya que por mucho que intentamos no logramos darle alcance.
Tras la tregua propia de estas series, volvimos a las andadas al llegar al cruce, pero ya mejor decidimos que se fuera solo, que nos sacara unos metros y así por un día más alcanzara la victoria ....... sabía yo que lo del día antes no iba a quedar en suspenso.
Nos refrigeramos como es condición, en la fuente del calcio, la cual hemos bautizado así, porque trae directamente el agua del cementerio local, y pusimos rumbo a Garganta la Olla, bajando raudos, antes de que el sol hiciera mucha mella en nuestras fuerzas.
Y a ritmo de corneta, como casi siempre, animados por el vientecillo de espalda, llegamos al alto de la carretera de Jaraíz con tres cuartas de lengua fuera, como todos los días para que varíar.
Ya veremos esta semana la emboscada que preparamos, pero que sea de desnivel fuerte, que he visto que es donde me muevo mejor.

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