lunes, 26 de julio de 2010

CANTA CHICHARRA, CANTA


Cuando nos encontramos de lleno metidos en el verano, es típico, salir a dar una vuelta y escuchar el concierto con el que nos deleitan estos holgazanes insectos.

Y ya se sabe, cuando la chicharra canta, es que el sol aprieta, y cuando resulta que su música retumba en todos y cada unos de los rincones del monte, no es que aprieta es que ahoga.

Para intentar calmar un poquito el calor, a Félix se le ocurrió la feliz idea de subir a la base del Pinajarro a darnos un bañito en sus heladas aguas.


No recuerdo bien, en cuantas ocasiones hemos subido ya este año, pero.... la verdad en ninguna tuvimos la oportunidad de poder bañarnos. Como para baños estaba la última vez que visitamos el lugar, con más de una cuarta de nieve.

El agua no es que estuviera fresquita, estaba helada. Solo por poder darse ese chapuzón merecía la pena ir. Pero claro, antes de llegar, había que meterse 25 km de subida con la de montaña, y aunque por estos lugares de media montaña, los grados caen en picado, hay que dar pedales fuerte, porque como se dice en el

ambiente, cuanto más deprisa subas, antes llegas.

Aunque al parecer, el sábado iba a ser de transición, tomandonoslo de forma tranquila, un paseíto, un baño, un café en hervas y a la 1 en casa para comer, el paseíto, nada más salir del coche, significo, a plato y, como siempre, mariquita el último.

La jornada serían 40 km de montaña, pero... al final, acabamos como al principio, con la lengua fuera y sudando hasta por las uñas.


Me enteré que para la ocasión, Félix, invitó al amigo Pulido para que se uniera a la fiesta, pero como este ya es veterano en conocer nuestras andanzas, prefirió montárselo por su cuenta, y pasar de pegarse la estallada.

Vamos a tener que atarle un día y llevarle con nosotros, a ver si pone un poquito de calma en el grupo, sino, cualquier mañana acabamos con la lengua arrastrando por los suelos.





Y, como tras la supuesta calma del sábado, tenía que venir la tempestad del domingo, que mejor forma de medir fuerzas que subir a Cobatilla.

Mira que estamos hartos de decir que esta subida no aporta nada, que nos deja exhaustos, con las piernas destrozadas, y el corazón fuera del pecho.

Pues nada, ya que este año no habíamos subido, algún día tenía que ser el primero, y con un viento de justicia, empezamos la travesía desde Aldeanueva del Camino.

Adolfo, comentaba en saco roto, que los primeros km. son para calentar, sin forzar, tranquilos, que ya nos espera arriba lo bueno, pero...... lo mejor esta desde que salimos y sin quitar el plato, nos metimos en menos que canta un pájaro en el cruce que nos lleva a la estación de esquí.

Y a partir de ahí, cada uno la guerra por su cuenta, ni mirarnos, ni hablar, ni coger rueda, nada. Solo la respiración forzada se podía distinguir en las fuertes rampas que se van sucediendo hasta la estación meteorológica. Y una vez allí, empieza a mi opinión, lo peor, un tramo al 8, 10 %, que acaba en un par de metros en un tramo al 14%, que te deja sentado, sin fuerzas, sin cadencia, sin piñones y sin animo. Pero como todo se sube, un último esfuerzo y estamos arriba.

El corazón parece estar de fiesta, con un TOM, TOM, TOM, que parece no calmar. La foto de rigor, el trago largo de agua, y al Hotel Cubino a por un merecido café. Otros una Coca y un pincho de tortilla, que bien ganado lo tenemos.

Tranquilos en el sillón, vimos como Contador se alzaba con el amarillo, como no podía ser de otra forma, y orgullosos y contentos de ser españoles, a darse un chapuzón en la piscina con el Cuñao y los sobrinos, que también hay que disfrutar de la familia.

¿ Que nos tendrá deparado el destino para la semana que viene?

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