lunes, 20 de septiembre de 2010

DEL FINAL Y DEL COMIENZO
















Cuando ya podemos dar por zanjada la temporada 2010, aunque nos queden varios meses para terminar el año, andamos ya preparando nuevas aventuras para el año venidero.
Los km. de los cuenta se pondrán a cero, y comenzaremos a ver como poco a poco vamos acumulando en las piernas unos km. que nunca se fueron de ellas. Esto del ser humano es curioso. ¿Por que el final de una temporada y el comienzo de otra? si realmente nunca dejamos de dar pedales.

Como es una respuesta, que ni quiero, ni nadie me va a contestar, por mucho que se afanen en explicármelo, seguimos acumulando vivencias y aventuras en cada salida.

Este sábado el plan era ver el final de etapa de la vuelta en la Bola del Mundo. Pero.... como un año malo, no puede terminar bien pues ... nada a verlo a pie de carretera con el coche al lado.

Como la subida a Navacerrada estaba cerrada a vehículos a motor, desde las 9 de la mañana, pues había que elegir otro sitio donde envidiar el sufrimiento de nuestros colegas profesionales.

Elegimos, con buen criterio, el Alto del León. Y allá que nos fuimos con el bocata y el chubasquero por si nos caía alguna tormenta.

Los nervios previos al paso de corredores. Alguna compra de recuerdo de la caravana, y ya están aquí. Tan larga la espera y sin embargo pasan como alma que persigue el demonio. Apenas el móvil da juego, para echar unas fotos que quedarán para el recuerdo.

Ver pasar a tu lado a Nibali, Mosquera, Purito, Luisle,.... y piensas egoistamente, el porque el líder no puede pinchar a comienzo del tramo fuerte de la Bola.

Luego el futuro nos desvela que no pinchará, y que siendo justo, en una carrera tiene que ganar el mejor, y a estas alturas, el mejor era el italiano.

Y como no era cuestión de irse para casa con el sabor de boca tan escaso, pues al Festibike, a ver bicis y mas bicis, gente y mas gente, productos y más productos.

Fue una suerte llegar y encontrarnos con Hermida (reciente campeón del mundo de bicicleta de montaña), con el cual compartimos un autógrafo y un trozo de tarta, que para celebrar el éxito había preparado para la ocasión Bicimania. Si somos justos, hay que decir que el trocito de tarta se la comería él, porque nosotros acabamos en menos que canta un gallo con la mitad del pastel, y sino que se lo digan a mis tres colegas que repitieron un par de veces del dulce manjar.

A las diez en casa y con la sensación de haber aprovechado el día al máximo, con las bicis, y sin dar una pedalada.

Ya el domingo, el Cuñao y el presente, nos hacemos la subida de rigor a Piornal, por el tramo duro. Fuerte subiendo, fuerte bajando y más aún llaneando, o sino que se lo digan a un pobre, que sufriendo, iba acometiendo la pendiente de los Raña, cuando dos obuses le pasan, por cima de la chepa, dejándolo mirando en sentido contrario. Que crueles somos, ya no nos acordamos cuando no hace mucho a nosotros nos hacían lo mismo. Media de 28 km/h. y a ver a Félix, que andaba cortando el césped.

Ya planearemos algo para la semana que viene que esta llegó a su fin.

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