lunes, 11 de abril de 2011

POR FIN, UN FINDE TRANQUILO




Ese fue mi primer pensamiento cuando el viernes tarde llamé al amigo Félix. El cuñao sale de noche del curro, este hoy se desmarca, asique los dos, nos hacemos la ruta del sábado tranquilos, disfrutando del día que falta nos hace. ¿Donde tiramos? Al Calama, que este año no hemos subido. Bueno, la traquilidad será relativa, por que el 20% de algunas de sus rampas no las va a subir otro, pero todo sea por que mi compañero disfrute como un enano bajando los pizarrales. 7.30 de la mañana, suena el teléfono. Buenos días. Mi pregunta es rápida ¿ te ha pasado algo?, no no, tranqui, acabo de salir de currar y meditaba sobre cual sería vuestra ruta hoy. Mi respuesta rápida, a la cual sucede otra aún mas veloz. Ven a buscarme me voy con vosotros. Adiós tranquilidad, adiós paseo y adiós disfrute. El siguiente capítulo de la película estaba escrito antes de vivirlo. Subir un puerto con una media del 7% a 20 km/h, es algo que se pudiera entender por alguna apuesta, más o menos absurda, pero hacerlo con la mtb por un camino forestal, ya es algo que se antoja ilógico, y más en un día de aparente descanso. 41 km, en 2 horas y cinco minutos. OYE, ¿pues esta ruta no la hacíamos otros años en un poco más de tres horas?. Ahhh sí, se me olvidaba, es que venía con nosotros algún que otro invitado al que teníamos que ir esperando. Menuda respuesta.


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El domingo estaba escrito subir a Béjar, pero como la cosa, parecía favorable a mis intereses, pronto mis dos compañeros, por decir algo, se pusieron de acuerdo para cambiar de planes. Dirección Cáceres y nos damos la vuelta en el cruce de Garrovillas. Bueno, bien, vale, que más da, si al final siempre es lo mismo, el gancho puesto y a ver quien se queda antes. 8.30 de la mañana y con ventisca del norte. Menuda vuelta me espera. Lo bueno que tiene ir con esta gente, es que da igual que sea llano o subida, siempre vamos a la misma velocidad. Si la cosa se pone para arriba, no pasa nada, se suben un par de piñones, se coloca uno de pie en la bici y a darle golpe de riñón. A las 11, ya de vuelta, paramos a por agua en Cañaveral, y de paso tomamos un cafetito, que bien nos vendrá para afrontar los 40 km. que nos quedan. Subida del puerto de los Castaños, con un aire más que serio que nos entra de cara. Aquí nadie quita el plato. Estoy por hacer un apaño y aliviar de peso la S-work , quitando el chico, total ultimamente aquí nadie lo usa. Toque de corneta y en fila de a uno. Ahora el aire sopla aún más fuerte, asique a dar los relevos más cortos. La velocidad no baja de 40. Como mis piernas no dan para más, mis relevos los más cortos. El Cuñao y Félix, no están por la labor de bajar la media en estos últimos km. Al fin entramos en Plasencia, 125 km recorridos, vamos a mirar la media. 32.5 Km/h. Pregunto a los susodichos. A ellos les marca lo mismo su pulsómetro. Lo que se iba a convertir en un fin de semana liviano, ha hecho que añore mis duras sesiones de entrenamiento en pista. Hoy toca el 10.000, mañana los 300, pasado el puerto.....

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