martes, 26 de abril de 2011

UN INVITADO INESPERADO

Cinco días de puente dan para mucho. Para algunos, unas merecidas mini vacaciones, en las cuales el buen comer era condición indispensable. Y sino que se lo digan a nuestro amigo Félix.

Para otros, era todo lo contrario. Entrenos de mañana y tarde para ponerse aún más a punto para citas venideras.

La lluvia no dio tregua, pero la fuerza de voluntad hizo que el mojarse no fuera algo que impidiera hacer los deberes.

Y tanto va el cántaro a la fuente, que al final, aparece quien menos esperas.

Un ligero dolor de garganta y ya sabes quien ha venido. Pastillas, zumos, miel.... pero la única solución es que pase someramente y no castigue a los ya de por si maltrechos cuerpos.

El viernes, ya comprobé como mis compañeros de pista, (Óscar, Ángel, David, ..), andaban con el costipado bien agarrado. Yo me decía, por ahora me voy librando. Craso error.

Ya el sábado, el cuñao y un servidor, decidimos hacer km. con la mtb. Ida y vuelta a Serradilla por los caminos de la zona. 75 km, en tres horas y siete minutos. El ritmo no es que sea impresionante, pero ahí queda eso.
Por la tarde a ver el circuito del anillo. Desastre, no hay nada marcado a una semana vista. Me doy prisa y al poco rato cae la de los escritos. Otro día que me libro de la calada.
El domingo, entre la garbana de las pastillas y el fresquito mañanero, propongo al Cuñao subir al Pitolero.
Para que se me ocurriria. A las ya de por si duras rampas que superan el 20%, se une un intransitable camino maltrecho por las lluvias.
Cocktel perfecto, cuerpo a tierra, cogotón contra el suelo.
El día amaneció oscuro y termino en tinieblas.
Al final entre unas y otras fastidio el nacional de duatlon.
El lunes entrenamiento mañana y tarde. ¿Para que tanto?. Esa es la pregunta que me hago, .... porque por mucho que mejore siempre me veo igual de mal.

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