domingo, 4 de marzo de 2012

ESTO NO ES PARA COBARDES.-







La idea era organizar una prueba que sobresaliese del resto debido a su dureza, y que mejor lugar para celebrarlo que en los impresionantes montes de la zona de Jarandilla.
Sabemos de sobra como se las gastan por esta zona, y antes de encontrarnos con alguna posible encerrona, decidimos quedar el sábado, con el organizador de la prueba, para que nos enseñara el circuito que nos encontraríamos un día más tarde.
No cabe duda que se lo han currado de lo lindo, desbrozando parte del monte por donde la carrera debería transitar. La lógica dice que porque no hacer la prueba por los innumerables senderos y caminos que atraviesan las poblaciones, pero había que meterle un poco de picante, a la ya de por si dureza existente, sacándose de la manga una bajada, que a priori, no debería figurar en el guión de este tipo de carreras, y que daría a la postre con los huesos de más de un afanado competidor, contra las duras rocas que rodeaban los senderos.
Todo fue según lo pensado, y tras varias intentonas fallidas por bajar ileso del envite, decidimos regresar por donde habíamos llegado y meditar sobre lo que nos esperaría la jornada posterior.

Para realizar el relevo, El Cuñao, tuvo en esta ocasión, en Toño a otro lebrel de lujo.

A priori, y tras salir todos juntos, debería haber sido él el que marcara el ritmo de carrera, ya que sin duda es uno de los más rápidos de los alrededores, pero como en otras ocasiones, la lógica no se cumple, quedando relegado a posiciones más retrasadas ante el empuje de los primeros en las fuertes rampas iniciales, que llegaron a marcar hasta un 20% de desnivel.

Al final los de siempre entraron en cabeza, aunque era solo un aperitivo de lo que nos esperaría segundos más tarde.

Pronto Rubén pilló la cabeza, seguido muy de cerca de nuestro incombustible Cuñao, que solo pudo dejar de seguir la estela, del que sin duda es el mejor este año, en la fuerte bajada que llevaba a Jarandilla.

Yo por mi parte me conformaba en ir perdiendo el menor tiempo posible en cada una de las encerronas que me iba encontrando a lo largo de la prueba, llegando incluso a bajarme de la montura, y perder lo menos posible, cuando la cosa no estaba clara, aunque ya se sabe que eso de andar con patucos por una escalera tiene un ligero inconveniente, y es que acabas, sí, o sí, con un testarazo para el recuerdo.

Afortunadamente las consecuencias del mismo no fueron todo lo nefastas que podrían haber sido, no impidiendome continuar con la fuerte marcha de bajada hasta llegar a la última y deseada transición.

Las clasificaciones estaban marcadas hacía metros, y solo podía optar a recuperar una posición en detrimento de otro miembro de mi club, que a pesar de su interés, no pudo por más que ver como le pasaba como un Espuknik en una de las subidas previas a la meta.

Quinto en la general y primero en mi categoría. Mejor de lo esperado. Por su parte nuestra pareja de relevos, volvieron a llevarse el triunfo en su categoría.

La semana que viene, si nada lo impide, nueva prueba y esta vez de carretera. Esperemos que la suerte nos sea propicia.

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