lunes, 20 de agosto de 2012

VUELTA AL COLEGIO

Ya terminó la temporada y en pocas semanas volvemos al corte. Por el camino habrá que soportar alguna que otra prueba que tomaremos como mero entrenamiento y multitud de tareas diarias, eso sí, procurando divertirse lo máximo posible.
Recuperamos las salidas con la bici, con sendas tiradas de mtb de 50 km en sábado y domingo, todo tranquilo, sin exigir demasiado a quien no puede responder.
El Cuñao de nuevo, puso rumbo a tierras más frescas, pasando el fin de semana en la Sierra de Gredos.
Para aprovechar la jornada, tenía destinado parte del tiempo para ver un triatlón que se disputaba por la zona, pero el destino y la mala sombra de algún desalmado, quiso que en vez de disfrutar con el esfuerzo ajeno, penara viendo como los retenes se rompían el pecho intentando paliar un incendio que aún a día de hoy sigue activo.

El día 15, coincidiendo con la festividad de la Virgen, se disputó en Malpartida la afamada "Subida al Canalizo", con 4 km. de duros repechos, donde el único descanso lo encontrabas una vez traspasada meta.
Allá que nos fuimos, como no podía ser de otra forma, para probar fuerzas frente a los duros contrincantes que se habían dado cita, aunque la batalla por el primer puesto, estaba perdida antes de comenzarla.
En esta ocasión el figura de turno fue Nuñez, del Bikila, atleta situado en un escalón superior a los que acostumbramos, y que no tuvo piedad en dejarme tirado en apenas 1.000 metros de la salida. Ante este panorama y con otros 3.000 por delante, solo cabía apretar los dientes y tirar de riñón cuando el perfil subía de los dos dígitos.
La cosa no fue nada mal, y me situé en el mejor puesto posible dentro de los terrestres, con un segundo en el cajón general, al que esta vez no  me pude subir, ya que las obligaciones familiares me obligaron a coger pies en polvorosa para regresar a casa antes del biberón de las 12.
Ducha rápida y Alejandro que me mira con cara de pocos amigos esperando su desayuno ante la no menos mosqueada presencia de la madre por mi desaparición sin aviso.

La cosa no fue a más y tras comunicar que además del bonito trofeo, me había metido en talega 50 €, la partición del botín fue rápida, quedándose el autor de la historia, como suele pasar en estos casos, con una mano delante y otra detrás.





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