lunes, 10 de mayo de 2010

LA RUTA DE LOS VALIENTES

Nos apuntamos, para la Ruta de los Puertos Míticos en Ávila, el amigo Adolfo, Felix, El Cuñao, y yo claro, que no me pierdo una o intento no perdermela.
Ciertamente lo de los puertos míticos es un título que le viene como anillo al dedo, porque si ya de por si la ruta era muy exigente, peor se puso.
El título de este capítulo iba a ser otro muy distinto, pero tras meditarlo con la almohada, pensé que no sería justo para ninguno de los que allí estuvimos restarnos mérito a nuestra hazaña.
Si ha habido un día que he sufrido, perdón hemos sufrido encima de la bici, no tiene nada que ver con lo de ayer.
Sabíamos que nos iba a llover, pero........ es algo que no nos preocupa en exceso, una calada de vez en cuando es algo a lo que estamos más que acostumbrados, e incluso nuestras esperanzas de no mojarnos demasiado se ampliaron al llegar a Ávila y ver como poco a poco el sol iba ganando terreno a unos nubarrones negros que no tenían muy buena pinta.
La salida se dió a las 8 en punto, con los nervios correspondientes a las multitudes, a uno que no le entra la cala, el otro que patina, el que te cruza la rueda, al que no le entran los cambios, los que pinchan en los primeros mil metros......... lo de siempre.
El ritmo, también fue de lo normal, MARICÓN EL ÚLTIMO, y las primeras rampas del puerto de la Pandera, se hicieron en plan bestia, ...... lo de siempre en todas estas marchas, todos intentamos coger posiciones para no retrasarnos mucho, y aunque siempre solemos salir en posiciones no muy adelantadas para evitar caídas, al final siempre se prepara el mogollón.
Pronto se hicieron los típicos grupos. El primero, formado por los que iban a hacer tiempo, el segundo por los que íbamos un poco peor de ritmo, y los de detrás que a esos no les controlo.
El aire, poco a poco se fue convirtiendo en ventisca, pero.... una cosa buena tenía que al rodar en grupo no era muy acusado, y que poco a poco iba secando la carretera.
Todo iba rodando según guión previsto, Félix y el Cuñao iban tirando delante y yo poco a poco me iba rezagando porque el ritmo que imponían era demasiado exigente para mis mal trechas piernas, que no son lo que eran, pero sin una gota de agua.
Al llegar a Serranillo la película cambio de perfil. No se si será casualidad o no, pero de entre la multitud de gente que nos veía pasar, apareció un vejestorio con un pan en la mano indicando a los sufridos ciclistas que el puerto estaba ya casi terminado, que el llano estaba en pocos metros, mientras reía de forma visible.
Parece que la barra de pan atrajo a la lluvia porque en pocos metros empezó a caer lo que no estaba escrito. El personal decía, "Coño, donde esta el final del puerto". Pobres incrédulos, nos había tomado el pelo bien tomado. De ahí para arriba quedaban 15 km. y el calvario para todos.
Pronto las primeras gotas se convirtieron en goterones, el aire cada vez más fuerte iba frenando cada una de las pedaladas, las rampas al 6%, a ratos se convertían al 9%, y las gotas de agua se convirtieron en granizos. Solo podría faltar una cosa, y apareció claro, "la niebla", y con ella un frío que te dejaba paralizado en cada curva. Era tal el espesor de esta, que casi no se podía ver la separación de la cuneta, y por supuesto aún menos el final del puerto.
Comencé a ver ciclistas que me venían de frente, con unas caras que parecía que habían visto al lobo. Primero eran pocos pero cada vez más, y por los temblores que llevaban me temí lo peor.
Con más penas que gloria logré subir al alto de Serranillo, donde estaba el avituallamiento. No se podía ver nada, la niebla era para cortarse, y lo único bueno que había de aquella situación es que ningún conductor de coche, osaba a meterse en aquel panorama.
El Cuñao y Félix me estaban esperando refugiados tras el todoterreno de Protección Civil, al calentito del motor. Miraras por donde miraras, los pocos que habían subido estaban temblando, y la comida iba sobrando por todos sitio, como para comer estábamos.
Un miembro de Protección Civil nos advirtió que en el otro gran puerto que nos quedeba la situación era peor. Aquí estábamos a 2 grados según termometro, que según temperatura ambiente podríamos estar a varios grados bajo cero, pero en el otro la temperatura era menor.
Alguno pregunto pero se puede subir, y contestaron, de momento si, pero......, nosotros mirábamos y ni Dios tiraba dirección a él. Todos eran más sensatos, y decidían bajar Serranillo, y volver rumbo a Ávila, sin aventurarse al calvario.
Si mala fue la subida, peor la bajada, el frío ya había calado, junto con el agua, todo nuestro cuerpo. La bajada, muy peligrosa, se complico aún más con el agua, lo que llevó a que los frenos no sirvieran para nada.
Al rato al llegar a Serranillo, vimos como muchos ciclistas se habían agolpado en el único bar que estaba abierto, para tomar algo calentito que les hiciera entrar en su cuerpo.
Nosotros decidimos tirar algo más lejos, ya que si parábamos allí, nos podría llevar mucho tiempo.
Al final llegamos a otro pueblo en el que parecía que no había muchos cadáveres. Pedimos unos cafes, y charlamos con dos ciclistas que habían llegado antes que nosotros, los cuales nos preguntaron si íbamos a seguir dirección Ávila, a lo cual respondimos afirmativo. Ellos rieron y afirmaron, pues... nosotros estamos esperando a las mujeres que nos recogen aquí y rumbo a la comida.
Los últimos km, no se hicieron mal, ya que al bajar el puerto, el agua nos dio un respiro, y ya hasta Ávila no llovió.
Al llegar a meta y entregarnos el diploma, pudimos comprobar que no habíamos llegado del todo mal. De los 900 participantes, habíamos llegado el 270, Aunque según informó la organización, más de la mitad de los aventureros se había retirado ante las inclemencias del tiempo.
Ya de camino a casa, meditamos sobre lo sucedido, y aunque no estábamos muy alegres, por no haber podido subir Mijares, me quedo con una frase que nos dijo un miembro de la organización en la comida, "Lo importante es haber disfrutado, haberlo pasado bien y que no haya habido ningún percance, el día ha obligado a todos a hacer lo mismo.... para el año que viene lo intentaremos de nuevo."


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