lunes, 21 de febrero de 2011

LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS











Sábado 19, 7.30 de la mañana, amanece de la peor forma posible. Llueve a cántaros.
Las predicciones se han cumplido. Espero que a eso de las 4 esto haya cambiado algo.
4 de la tarde, si ha cambiado si, pero para peor, ahora no llueve, diluvia. Parece que el estomago me da vueltas, los nervios previos a la carrera son normales.
Hoy algo es distinto. Hay poquísimo público, si quitamos a los correderos y organización, no cuento más de 20. La semana pasada en Cáceres se contaban por cientos.
Se da la salida, los gallos cogen delantera, esos van a otra bola, me sitúo 5, es mi puesto, a ver si aguanto así hasta el final de la transición. Los primeros 4.800 se convierten en una lucha constante por mantener el equilibrio ante lo que esta callendo. Una tubería se ha roto, tenemos que pasar por un tramo que tiene más de 30 cmtos. de alto de agua.
Pierdo alguna posición, no importa, voy bien. En el boxes vuelvo a ser una tortuga.
Cargo plato y a los 20 en bici. Un moralo me comento antes de salir que hoy en vez de ruedas deberíamos llevar aletas, me pareció exagerado, aunque al entrar al camino pensé que mejor hubiera sido un fuera borda.
Un río se ha apoderado del camino. No hay trazada, no hay rodera, solo agua.
Llegamos a un arroyo, el que me precede se hace el valiente y entra a galope tendido. Acaba 4 metros por bajo arrastrado por la corriente y buscando la bici dentro del agua.
Me bajo y cruzo a patas. El agua me llega por cima de las caderas. Me repongo como puedo y el grupeto en el que ruedo parece que se ha seleccionado. De nuevo otro arroyo. La misma película. Una ligera cuesta abajo y el pelotón acaba de lleno en una laguna que va a desembocar en un barranco. ¿Donde está el circuito?, por ningún punto se señala nada.
El más avispado del grupo grita, por aquí no puede ir, esto no tiene salida. El resto queremos desaparecer.
Mas de 20 ciclistas, con sus respectivas mtb, en medio de un prado, formando el entretenimiento de un grupo de vacunas que miraban asustadas.
A lo lejos se ve a otro grupo numeroso que va por otro camino. A esos les hemos sacado en el cambio una minutada.
Mas de 8 minutos perdidos.
Vuelta al camino original, y vuelta a empezar.
Llegamos al punto de salida y a dar otra vuelta. Los gemelos se están montando. Que aguanten o que se rompan, pero yo no paro.
10 Km de circuito por las dehesas moralas y aquí no hay ningún control. Nadie apunta los dorsales en los puntos intermedios. Nadie se preocupa de los corredores que han roto. El camino en algunos puntos no esta marcado. Algún que otro listo atrocha por medio de la dehesa.
Pregunto a uno de los perdidos, ¿y esos quienes son?. Su respuesta, esto es un descontrol, aquí cada uno hace la guerra por su cuenta.
Entro de nuevo a boxes. Un par de agentes locales se unen a la diversión, y en medio del circuito, tienen a bien dirigir a los corredores para que no extravíen sus intenciones. Quizás, estarán pensando en poner alguna multa a alguno de nosotros, o sino no entiendo que diablos hacen entorpeciendo en medio del circuito, con la libreta de las recetas en mano.
La última carrera a pie la hago bien, pero acabo destrozado.
Furioso como un mono no dejo de lamentarme, y observo como otro de los perdidos la emprende con un frondoso miembro de la organización, o eso ponía en el chaqueto que llevaba.
El fulano en cuestión dice que es obligación de los corredores conocer el circuito. Claro, lógico, y misión de la organización, controlar a los corredores que pasan por los puntos intermedios, sino quien les dice a ellos que los más resabiados no hayan atravesado por medio.
Hay que comprender que organizar un evento de este tipo lleva mucho tiempo y esfuerzo, y es de agradecer que lo hagan, pero si no cuentan con los medios adecuados para dar una seguridad del buen hacer de la prueba, deberían meditar sobre sus intenciones.
Son las tres de la madrugada y sigo en vela, los gemelos siguen martirizandome, y mi mente no deja de dar vueltas.
Lo bueno de todo es que no me he lesionado, y que he podido comprobar que voy de maravilla.
Otro día lo haré mejor.

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