lunes, 18 de julio de 2011

POR FIN LLEGÓ LA SUBVENCIÓN

Hace algunos días leí, que por fin, se había dado asfalto a un tramo de carretera que unía Cáceres por su parte norte con Salamanca.
A la mayoría de la población Civil, le traería al pairo tal noticia, pero para todo buen aficionado, la noticia no se quedaría ahí.
Por fin íbamos a poder hacer una subida decente a la Gunilla sin tener que pensar en cada curva en un probable reventón.
La jornada estaba echada, el único tema era si hacerla el sábado o el domingo.
Los compromisos laborales, me hicieron cambiar los planes previstos. Como hay que estar en el trabajo a eso de las 11, nos buscamos algo corto pero intenso.
Piornal por las fuertes rampas del Regino. Félix lo dispuso y yo le seguí como fiel escudero.
Los apenas 70 km. que a ritmo llevadero, se habrían convertido en un paseo, se volvieron más que pesados por la rapidez de la subida.
Para el regreso bajamos por el Barrao y así pillamos algún kilómetro más. Dicho y hecho, a las 10.15, lo justo para tomar un café, estirar, la ducha de rigor y al curro.
El domingo estaba escrito, pero como en toda buena obra, se introdujo un actor con el que no contábamos. Un desesperante viento del norte, nos dejó maltrechos antes de llegar a la Abadía.
Pero no era cuestión de poner pegas, y con mayor o menor impedimento externo, la subida la haríamos como siempre, hasta que las piernas dijeran basta.

El añejo cartel que anunciaba próximo asfaltado de la vía, y el cual recordaba desde años, había sido sustituido por uno nuevo, más frondoso y visible. Ya que hacen algo que lleva lustros previsto, por lo menos que el personal se entere.

El primer repecho al 11% pone a cada cual en su sitio, y solo algún piñón más, te hace que la subida deje de ser asfixiante.

Esto no puede durar siempre, y pronto viene algo más llevadero al 9%. Por fin veo algo de debilidad en mi jefe de filas, y ahora en lugar de ver yo la parte trasera de su maillot, es él quien ve la mía. Me anima a que le de fuerte, que él va a hacer su subida, esos porcentajes tan continuados a mi me van de maravilla, pero por el contrario, a todo buen rodador, se le suelen hacer algo menos llevaderas.

Bajo pedaleadas y permanezco a su lado, como es propio de buen compañero. Ahora la cosa se pone aún más fea y subimos al 16%. No recordaba este porcentaje, pero el altímetro no engaña.

Un último esfuerzo y estamos arriba. Llenado de botes y directos a Peñacaballera, para tirar dirección Baños y para casa, pero esta vez sí, con el viento de espalda.

El regreso fue más llevadero que de costumbre, aún no bajando de 32 ni en la subida del basurero.

Uno tras otro, fuimos adelantando como si tal cosa a algunos aventureros del domingo por la mañana.

Cada cual a lo suyo, ellos a su duro paseo, y nosotros a nuestro constante entrenamiento.

Doce menos veinte y estamos en la entrada de Plasencia. Los deberes ya están hechos. Ahora queda el resto del día para que otros se calienten de lo lindo. Nosotros ya pensamos en la jornada del lunes y la larga semana que nos queda por delante.

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