lunes, 15 de octubre de 2012

EL ATAQUE DE LAS CHICAS COCODRILO

Con 300 pesetas para el fin de semana.
200 destinadas al sábado. Con eso teníamos para la jarra de cerveza en las cuevas, que al ser 5 los amigos, ya pasábamos la  tarde, desde las 7 hasta las 11, entre risas y  quicos rancios.
Con suerte, algún morreo rápido en la calle paralela. Pasar de ahí ya era pecado, aunque la alegría que te llevabas para el cuerpo era mayor que si hubieras tocado algo. La imaginación es libre, y el dar a la mente vueltas en pensar como serán, vale más que saberlo y acabar con la historia.
De fondo, a todo lo que daba, sonaba a lata una canción de los Hombres G. Vaya niños tontos estos G, pero todos las cantábamos y sabíamos.

La historia se terminaba el domingo, jugando al tute en cualquier chiringuito donde hubiera posibilidad de dar   rienda suelta a la garganta discutiendo con las trampas de los colegas. Un María Brizar con hielo, y si tengo suerte y gano, las 100 pesetas que me sobran, me las guardo para la semana.

El lunes la historia era la de siempre, al instituto en el coche de San Fernando, con un frío que pela y aquí no se costipa nadie. A las 2 pitando a casa a comer y por la tarde vuelta a la tarea. El comedor escolar es de niños pijos de las Pepas, y el Bus escolar, para los mismos aventajados.

La huelga de profesores, se resumía a un día de fiesta al año para protestar por no se que problema gordo. Tampoco tenían tiempo para mucho más, si ese día no curraban, a la jornada siguiente, doble ración que les tocaba.

No le vendría mal a más de uno, volver a escuchar la canción de las CHICAS COCODRILO.

Por otra parte, contemplo atónito, como a alguna rata de despacho con afán de protagonismo, le ha dado ahora por dar caña a deportistas añejos. La historia de Anstrong, viene de lejos, pero si en su día fue el mejor de la historia, no va a dejar de serlo ahora porque a alguien le de por publicar lo que todos sabíamos.
Un aventajado para su época, aunque no menos lo eran el segundo, el tercero, el cuarto.... tras de él.
Le quitamos los títulos ganados y a este tramposo no queremos volver a verlo. Ahhh, perdón señores, ahora que le den caña al siguiente...vaya, si resulta que tenía el mismo médico, pues al que continúa....
Mejor, que devuelvan los títulos y los guarden en la vitrina de los organizadores.

El derecho de LEGALIDAD PENAL, por lo visto en esto del deporte no funciona. Quizás en no muchos años, a mí me quiten algún que otro trofeo ganado con mucho esfuerzo en cualquier pueblo vecino, porque a alguna culebra de oficina se le ocurra pensar que la miel de las abejas es dopaje para el organismo.

A lo que vamos a llegar.

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