CUANDO EL CALOR APRIETA

Como patrón calcado, si el niño se resfría, detrás va el padre, no falla.

Ya debería estar escarmentado. No me libro de uno. Cosas del roce o quizás clon de generaciones, el caso es que la semana la terminamos agotando los pañuelos, siendo el comienzo de la siguiente igual de prometedor en cuestiones mocosas.

No es escusa alguna para reconocer, que últimamente no hay forma de poder llegar primero en alguna de las  pruebas a las que me presento.

Si la semana pasada quedé tercero, esta semana cuarto. Las casualidades no existen, y si  aparece en escena otro que es mejor, seguro que tu posición desciende irremediablemente.

Siempre queda en talega el primer puesto de mi categoría, el cual hasta ahora es inalcanzable para cualquiera de mis rivales de edad. Los años pasan afortunadamente, y no en mucho, volveré a sentirme relegado a puestos más rezagados.

Anécdotas generales ante lo más importante que es disfrutar.

Cuacos fue la segunda y el verano avanza. En esta ocasión Gamonal honró con su presencia. Lebreles de lujo entre los cuales solo faltaron los de Arenas. Se les echa de menos ante tanta competencia. Sin duda no pasará mucho para volver a vernos las caras.

Nuria volvió por sus fueros, quedando segunda de su categoría y lo que es más importante bajando a ritmos agigantados segundos al mil. Los pequeños Oscar y Jorge decidieron dejar por un rato las travesuras y marcar huella en el empedrado ante la atenta mirada del espíritu de Carlos V.
El mayor trinco chapa y ya ha decidido que la semana que viene vuelve a dar caña a sus iguales.

El cuñao lleno de orgullo, ultima detalles ante tanto éxito. Al niño hay que pillarle unas zapas nuevas y la madre tiene que afinar con los calcetines. Lo importante son las piernas, pero los segundos se van  en cualquier chorrada.

Sólo me queda animar a los menos afortunados, los cuales debido a las lesiones ven en la sombra como el año se escapa y no hay forma de recuperar la normalidad.

A todos nos llega, ya lo hemos pasado, y si seguimos en la brecha, es por seguro que no tardaremos en caer en alguna. Lo duro de querer siempre ir más rápido, el cuerpo cansado tiene su límite.

El sábado, si nada lo impide, más.