lunes, 3 de enero de 2011

1-1-11





























Por miedo, a que esta vez si, los pájaros de mal augurio, tuvieran razón, y se fuera a acabar el mundo, justo al comienzo del nuevo año, decidimos, los colegas de entrenamiento y conocidos, hacer el último esfuerzo fuerte, antes de las uvas, y correr la San Silvestre.







Tras los primeros trotes del calentamiento, la idea general estaba clara, ninguno íbamos a hacerla fuerte. El Cuñao decía que un paseo, Félix, que él no esta para estos trotes, David, que acababa de comer, Charli, que estaba pensando en la noche, Ricky, que él iba con un gorro de Papa Noel, y que con eso puesto, despacito y buena letra, incluso un perro que andaba por allí, disfrazado con cara de hombre, movía la cola y asentía a tanta burocracia.







Que lujo de paz, será la Navidad, el buen ambiente, pero...... algo dentro de mi decía, mienten, como cochinos, tu a lo tuyo.







Los niños tuvieron su momento y salieron rápido como rayos. Viéndolos, incluso tuve envidia de ellos, hay que ver como corrían, bufff, y estos son los pequeños, ya verás cuando salgan los mayores.







A eso de las 6.00, todos puestos tras la salida, orden de rigor, y allá que vamos. Miro a mi alrededor, y de pronto la buena camaradería de momentos atrás, se convierte en una frase unánime. MARIQUITA EL ÚLTIMO.







La tranquilidad, se dejó en el sillón de casa. O aprietas o te pasa hasta el Reno de Papa Noel.







Me río yo del solomillo de Contador, algunos se habían pillado al langostino Pescanova, que forma de correr.







Primeros 1.000 metros, y andamos por el 3.40, la cosa va bien, el tema es si aguantamos. Es el último día del año, y aunque las series de la mañana, supuestamente, me tendrían que haber dejado tocado, parece que ando fresco.







Primer paso por meta, la gente anima, nos sentimos protagonistas, los cuchillos se afilan, los grupos están hechos, y aquí todo Cristo aprieta.







Por más que intento reconocer alguna voz, mis piernas solo me dicen tu a lo tuyo, para mirar ya están ellos.







Punto del 3.000, el ritmo es más vivo, y aún tengo algún segundo guardado.







Con apenas 200 metros para terminar, el grupo que va en cabeza me saca apenas unos segundos. En mis orejas siento, cada vez, más insistentemente, la respiración de alguien, al que le estoy haciendo la carrera, pues se pegó a mi, en los primeros 500 metros, y todavía no se ha despegado.







Es momento de sacar a relucir la velocidad de las series, no estoy por la labor, que me coman el pan bajo el brazo, últimos 100 metros en 14 segundos. ¿Donde esta el costipado?.







Paro el reloj pasada la llegada, 14 minutos.







Recojo la camiseta de regalo y me pongo rápido antes de meta, para ir animando a los colegas que vayan llegando. Uno, tras otro van pasando, miro el reloj, y sigo con mi incógnita del principio. ¿estos no decían que iban a hacerlo lento?







El Cuñao, David, incluso Ricky se atreven con el sprint de los últimos 100 metros.







Félix, está tardando, pero vuelvo a mirar el crono, y pasan unos segundos de los 17, va en tiempo. En unos segundos le veo aparecer, me uno a él para animarle los últimos 50 metros. El olor a sangre en su boca, es facilmente apreciable. Ya hemos acabado. Casi no puede respirar, pero... lo primero que me pregunta, ¿que tiempo he hecho?, jajajajja, y yo pensando que andaba K.O. Has hecho el mil a 4.30, de maravilla.







Últimos estiramientos del año, despedidas, y cada uno a su madriguera, que hay que prepararse para la cena.














Ya el día uno, que mejor forma de empezarlo, que con un paseo por la sierra de la ciudad. Decidimos subir al Gordo a ver el nacimiento, antes que sus dueños, decidieran desalojarlo hasta el año venidero.














La sorpresa fue mayúscula cuando el amigo Félix, para reponer fuerzas, saca de la mochila una parrilla preparada para la ocasión y unos buenos chuletones. No habremos comido suficiente anoche. Seguro que sí, pero... con la pinta que tenia el vacuno, como para dejarlo pasar.














El domingo pillamos la gorda, y como tenemos que ir quemando Kg. sobrantes, decidimos hacer Km. y tirar hasta el Parque por Casas del Marco. Subidas, bajadas, y a las 12 estamos a pie de puerto de la Serrana.














No se si será el resfriado, que me ha dejado tiritando, los esfuerzos de días anteriores, o que hace semanas que no pillo la bici en serio, pero las rampas de 12%, se me hacen eternas, las piernas no responden y lo único que tengo en mente es que de aquí a casa me quedan 20 Km.














Y como de donde no hay no se saca, tuve que hacerle saber al Cuñao, que si no quería dejarme desparramado por los caminos, levantara el ritmo, que al día siguiente, volvíamos a tener entrenamiento.














76 km. el día 2 del año, con barro, agua, y subidas importantes. No esta mal para ir cogiendo forma.

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