lunes, 9 de noviembre de 2009

Y PEDRO VOLVIÓ CON EL FRÍO

Cuando el sábado mañana quedamos para ir de nuevo a Casas del Monte sabíamos lo que había. Una subida de 14 km, sin un solo descanso, un perfil medio del 10%, pero... esto ya lo conocíamos, aunque se introdujo un factor desconocido hasta ese momento en la temporada en curso, EL FRIÓ Y EL VIENTO. A 1.500 mtos de altitud todo cambia, el viento deja de ser brisa para convertirse en huracán, y soplando a más de 80 km. hora, la verdad el dar pedales puede ser una aventura, y sobre todo cuando vas cuesta abajo y sientes como las ruedas se despegan del suelo.

Una vez entendido el medio en el cual nos movimos, es de destacar lo bonito que está todo en otoño, los caminos llenos de castañas, los robles casi desnudo, y el Camocho sangrando con sus helechos marrones.
El amigo Félix sabe elegir bien las rutas, tanto por su dureza como por la belleza de lo que nos guarda en cada rampa.
En esta ocasión nos juntamos más que los de costumbre. El cuñao, Félix, José Luis, Adolfo ( con su nueva maquina, una pasada de bici, solo la falta andar sola), y uno nuevo, el hijo de José Luis, el cual quiso probar su estado de forma en el primer día de frió del otoño.
Por lo demás el guión no cambió de protagonistas, los de siempre delante y los de siempre detrás, el cuñao entre medias haciendo la goma, a lo cual me negué en rotundo diciéndole: DE ESO NADA, bajamos el ritmo pero tú no te quedas solo con el aire que hace.
Al final lo de siempre a esperar en la cuerda de la montaña, escondidos en unos canchos y con más frió que Pelote, solo nos falto la lumbre, pero.... no teníamos mechero, lastima.
La vertiente que da al valle pica demasiado para abajo, pero claro, eso significa que luego picará hacia arriba. Félix, el cuñao y yo nos tiramos como alma que sigue el demonio a buscar los valles, hasta que al llegar a un medio llano nos preguntamos donde estaba el resto del grupo, el cual a las chitas callando se habían dado la vuelta sabiendo lo que les esperaba....... otro día será, y otro día bajaremos hasta el Revollar, el cual era nuestro medio destino..
Ya el domingo la cosa siguió igual, menos frió, pero mucho aire, y se nos unió PEDRO, le habían dejado un BH de carretera de muy buen ver, y adelante con la aventura. Ya le dije que sufriría algo, pero ese algo según él, se convirtió en mucho. Se porto como un jabato, y puso un ritmo bastante bueno para el día que hacía. No en un tiempo futuro largo, les veremos a él y al cuñao con la bici de carretera propia, pero de momento, gracias al amigo Adolfo ( que le ha prestado una Carrera al Cuñao, y a otras buenas almas), todos podemos salir, aunque sea con una montura ajena.
Destacar que al amigo Antonio (presidente de la peña) le calló un rapapolvo de algún socio descontento con la velocidad que llevábamos. Yo viendo el percal y siendo cobarde para que negarlo, subí plato, baje piñones y dije para que me caiga a mí que le caiga al que manda y salí por patas, o por alas, por que tal y como estaba el día es más correcto. Ahh no fui el único, por que tras mío saltaron bastantes que tampoco querían que les tocara a ellos.

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